Como demuestran las imágenes, los alrededores de la Plaza de
San Antón suponen un peligro para la seguridad de las personas viandantes, con adoquines sueltos y resaltos
en los que puede tropezar cualquier persona.
A ello se suma el deficitario estado del mobiliario
deportivo, como las porterías, cuyas redes brillan por su ausencia.
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