
Si a este último hecho le sumamos los acontecidos durante este mes de agosto que, según fuentes policiales, se han multiplicado los robos de mobiliario urbano, como maceteros, alcorques, rejillas de recogida de agua y elementos similares... Ha sido tan elevado el incremento de estas sustracciones que han provocado que el propio jefe de servicios de Limancar solicite ayuda pública para paliar esta situación.
Esta situación preocupante se ha visto agravada además por amenazas y extorsiones que han sufrido a empresarios locales a niveles propios de la «mafia italiana».
Lo cierto es que en Carmona no ganamos para sustos y hay que ponerle solución de manera inmediata.
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